L’intrus

L’intrus (Claire Denis, 2004)

por Jaime Natche

Cuenta la realizadora francesa que tras una presentación de L’intrus en un festival de cine en Nueva York, un espectador visiblemente irritado le pidió que explicara con un lenguaje llano de qué trataba su película. Ignoramos qué le dijo exactamente Claire Denis al indignado interlocutor, aunque podemos sospechar que en cualquier caso no quedó contento con la respuesta. «Si hubiera tenido tiempo —confiesa Denis— le hubiera dicho: El nivel no es tan alto como usted cree… Mis films no son elevadamente intelectuales, y L’intrus es como un barco perdido en el océano y a la deriva»[1]. Y es que, según insinúa la cineasta, ¿cómo describir la orientación de un recorrido si no hay fin ni propósito en el viaje? ¿cómo intentar racionalizar la travesía de una nave a la deriva sin resultar ridículo? Evitando aquí también —qué menos— tratar de ofrecer una respuesta satisfactoria a tal cuestión, nos conformaremos con relatar brevemente algunas impresiones que puede suscitar la experiencia de esta película.

Es plausible creer que la historia que despliega L’intrus es la del personaje de Louis Trebor (interpretado por Michel Subor), el cual busca un corazón nuevo con que sustituir al suyo, prematuramente envejecido y débil, así como a su hijo olvidado en un lejano país, aunque en todo momento permanezcan ocultas sus intenciones, su identidad o su pasado. Y esa búsqueda de Louis convertirá la película en un artefacto de navegación deambulatoria que nos lleva desde las montañas francesas de Jura hasta Tahití, pasando por las bulliciosas calles de Pusan, en Corea. La misma actividad del desplazamiento físico que empuja a Louis y los demás personajes de un sitio a otro se convierte, de hecho, en el otro gran protagonista de esta película, recreándose especialmente en los numerosos trayectos por tierra, mar y aire que aparecen en ella (en bicicleta, coche, a caballo, en trineo, a nado, en barco, tabla de surf o avión). En este sentido, el propio título de la película se puede interpretar en relación a la capacidad de traspasar ciertos límites espaciales o territoriales, como también se hace con las barreras políticas (la acción del film comienza con un registro en la aduana franco-suiza) o las psicológicas (las que supera Louis para reencontrarse con su hijo).

En consonancia con esta movilidad física que insiste en visibilizar la película de Denis, llama la atención la peculiar sensación de ligereza y evanescencia que transmiten sus imágenes. La cámara de Agnés Godard captura las cosas y las personas sorprendiéndolas, como si nunca antes alguien hubiera caído en la cuenta de que existen, pero también como si fueran a desaparecer de un momento a otro. Independientemente de la distancia de lo retratado o de la estabilidad de la cámara, las cosas vibran con la fragilidad desnuda de lo primitivo y se presentan emancipadas de una conciencia que las hilvane para formar un relato. De este modo, todas las imágenes adquieren una misma consistencia en el plano narrativo que equipara extrañamente lo real y lo imaginado (porque ¿acaso se puede separar tan decididamente lo uno de lo otro?).

La ruptura más pronunciada en la textura de la imagen se producirá en la última parte del film, cuando la narración se desplaza a los Mares de Sur del Pacífico, acompañando la estela de Stevenson, Gauguin y Murnau. Un antiguo amigo de Louis se encuentra con él: «Entonces, ¿has vuelto?». Podría ser una frase más en una película parca en palabras donde la mayor parte de sus escasos diálogos son irrelevantes para el seguimiento de la historia. Pero, para entonces, han aparecido ante el espectador las imágenes del actor cuarenta años antes (pertenecientes a una película inacabada de Paul Gégauff, Le reflux). La filmación recuperada de un Subor joven en aquellos mismos escenarios invita a ensanchar el perímetro de la ficción puesto en juego y delata que la historia de sus imágenes es también la del propio cine.


[1]L’intrus: An Interview with Claire Denis”, por Damon Smith, en Senses of Cinema nº 35: http://www.sensesofcinema.com/contents/05/35/contents.html

Publicado en Miradas de Cine nº 64, julio de 2007, dentro del estudio Europa XXI.

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