Caminos de Palestina

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Es común experimentar, al abandonar el entorno habitual, una percepción diferente del transcurrir cotidiano. Esta diferencia es más acusada en un lugar donde se padece la circunstancia excepcional de haber sido desposeído del territorio propio. Un lugar donde la espera por la restitución de una justicia indefinidamente postergada segrega una precaria vivencia del tiempo. Después de pasar tres meses en Palestina, uno se habitúa a esa perversión de la costumbre.

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